sábado, 20 de febrero de 2010

APRENDIZAJE ALGO TAN TRIVIAL

¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?

¿Qué significa aprender?¿Quienes aprenden? ¿Dónde se aprende? Responder a este cuestionamiento me remite a la idea aristotélica de que el hombre es el único ser sobre la faz de la tierra dotado de razón, en consecuencia la razón posibilita el pensamiento, que a su vez es exteriorizado por medio del lenguaje y éste último permite las relaciones intersubjetivas entre seres humanos a través del diálogo, esta es la esencia humana por excelencia, es lo que nos hace diferentes de los demás animales, es lo que nos hace simplemente APRENDER. Pero ¿Sobre que se razona? ¿Cuál es el escenario de acción del pensamiento, el lenguaje y el diálogo? Sencillamente sobre la realidad en la cual nos desenvolvemos y de la cual nos apropiamos, por lo tanto, el ser es el sujeto que aprende y el objeto motivo de aprendizaje es la realidad.

Ahora bien ¿Qué significa aprender? Es un todo integral, en palabras de Edgar Morin es una totalidad. En este sentido, aprender implica hacer vibrar las estructuras cognitivas, lo que nos permite reflexionar y apropiarnos de la realidad, al tiempo que se da una construcción efectiva y continua de conocimientos que dan cuenta de la realidad reflexionada y que pasan a ser propiedad humana, puesto que en el plano individual el pensamiento es el artífice el aprendizaje y el plano social, el lenguaje y el diálogo son las virtudes humanas que permiten la construcción social del conocimiento o de aprendizajes, pero aprender también implica se la transformación del ser mismo como ente individual y social. Una transformación intelectual y ética. Por lo tanto, en el aprendizaje converge la acción del pensamiento, lenguaje, diálogo, sentido ético, relaciones intersubjetivas (social), conocimientos y por supuesto la realidad que es el objeto de aprendizaje.

Desde esta perspectiva acerca de la concepción del aprendizaje, no puede reducirse el aprendizaje a la apropiación del conocimiento enciclopédico, mucho menos evaluarse con un cuestionario o examen. El aprendizaje debe valorarse en función de la acción humana, misma que proyecta lo que Aristóteles llamo: la prudencia y la sabiduría.

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